jueves, 22 de mayo de 2008

LAS PRÁCTICAS DEPORTIVAS COMUNITARIAS Y ESCOLARES: una experiencia desde la comuna número uno de la ciudad de Neiva,

En el presente artículo se dan a conocer las apreciaciones y reflexiones elaboradas a partir de los imaginarios y significados que los niños de la comuna número uno de la ciudad de Neiva otorgan a las prácticas deportivas comunitarias y escolares.

En este sentido se plasma aquí, un análisis e interpretación de las vivencias encontradas en un escenario donde los ambientes de aprendizaje y formación ciudadana de los infantes giraron en torno a la utilización de las prácticas deportivas como estrategia metodológica implementada en conjunto por la Universidad Surcolombiana y la Dirección de Deporte y Recreación (DDR) de la capital huilense para propender por la reconstrucción del tejido social y a la vez, encauzar a los participantes de este proyecto a encontrar caminos que los conduzcan a encontrar de manera autónoma su formación humana.

Desde esta perspectiva se hace una conceptualización del deporte escolar y comunitario adoptando una postura analítica y critica al respeto, además, se da una mirada interpretativa del deporte de competencia. Asimismo se plantea cómo la clasificación de deporte escolar o comunitario se queda en la practica como una alternativa que se fusiona con un enfoque de deporte elite, creando así, una fuerte dualidad entre estos dos conceptos, donde el primero es notablemente rezagado por el segundo hasta el punto que lo convierte en un término que toma una connotación teórica y practica diferente.
SOBRE EL CONCEPTO DE DEPORTE.

Con el paso de los años, el deporte se ha convertido en una masificación de innumerables disciplinas, hoy en día, al igual que la lengua y la cultura propia de cada país, especialidades como el fútbol, el baloncesto, el atletismo, la natación, entre otras, constituyen un factor de vital importancia dentro del ámbito de desarrollo social, personal, político, comercial, cultural y económico de un pueblo, región o departamento; consolidandosen así, en aspectos, observables, palpables, de fácil acceso y que de manera general, impulsados por los medios de comunicación, instigan a su practica.

En tal sentido, el deporte ha logrado posesionarse en un plano, que muchos, consideran como un “fenómeno social” que ha podido traspasar fronteras culturales, sociales y del conocimiento, en tanto que se difunde y propaga velozmente en diferentes niveles sociales, respondiendo por su estructura conceptual y operacional, a múltiples formas de interpretación, generadas básicamente por el sentir, la actitud, las aptitudes, creencias y expresiones apasionadas de las personas. Díaz Suarez y Martínez (2006) precisan que “el deporte, dista mucho de tener un significado y sentido unívoco y preciso, cumple diversas funciones sociales, a veces de manera contradictoria, presenta múltiples realidades, y en todas ellas subyace una forma de entender, presenciar y realizar dicha práctica”[1]. Desde esta posición, es preciso mencionar que algunos deportes por su atractivo y el espectáculo que brindan, representan más popularidad y significado que otros, es por esto que vale la pena hacer un análisis interpretativo a una de esas denominadas “disciplinas”, “modalidades” o “especialidades” deportivas de mayor renombre en nuestra época moderna: el fútbol; visto teóricamente desde dos clasificaciones completamente diferentes, por un lado el deporte de competencia, y por otro el deporte escolar y comunitario.

Refiriéndonos de manera específica al fútbol, ésta es una de las disciplinas citadas anteriormente, de mayor auge y resonancia a nivel municipal, nacional e internacional, en tanto que es el deporte que logra congregar de manera masiva, y tal vez por la reiterada y permanente publicidad, a través de las pantallas de televisión y alocuciones radiales, a gran número de aficionados. Asimismo, es el deporte que llena grandes estadios con relativa facilidad, es el deporte que todos quieren practicar por que, a nivel aficionado y comunitario, no requiere de exigentes indumentarias, ni excelentes escenarios deportivos, como los requiere el tenis, la natación, entre otros. Vasta con tener un balón o una pelota improvisada, un grupo de personas con buena disposición para jugar, un terreno a veces demarcado, otras veces no, este puede ser en arena, tierra o asfalto y finalmente un par de arcos- que también pueden ser improvisados ­- para poder practicarlo.

Se podría decir que existe una eclosión absoluta del fútbol, donde, desde el más grande hasta el más chico se ciñe profundamente a su práctica. ¿Pero como conciben los niños, jóvenes y adultos el fútbol desde su misma practica? ¿Es este una alternativa de recreación?, ¿de ocupación del tiempo libre?, ¿de comprobación de supremacía?, ¿de distracción?, ¿de demostración de aptitudes?, ¿de integración?, ¿de formación en valores ciudadanos y morales? ¿o es asumido como una alternativa que de una u otra forma genera buenos dividendos?.

Estos son algunos de los interrogantes que suscitan en las prácticas deportivas que han sido implementadas con el propósito de encontrar espacios lúdicos, recreativos y de integración social con los niños de las zonas marginadas del barrio Alberto Galindo.

EL SIGNIFICADO DE DEPORTE DESDE LAS PRÁCTICAS DEPORTIVAS EN EL BARRIO ALBERTO GALINDO.
(APROXIMACIÓN INTERPRETATIVA)

Tras el desarrollo de las sesiones recreativas con los infantes del barrio Alberto Galindo se fueron presentando acciones que dieron paso para que poco a poco se cuestionaran los resultados encontrados en el comportamiento demostrado por los niños con respecto al propósito fundamental con que se implementó esta estrategia pedagógica: contribuir a la formación personal de los niños de este sector de la ciudad a través de la práctica del deporte.

Como se menciono, se presentaron frecuentemente comportamientos inesperados y a veces desagradables en los niños y jóvenes, que acudieron masivamente a los espacios considerados como alternativa estratégica para llevar a cabo procesos de formación deportiva y social, como por ejemplo: agresiones físicas y verbales, actos de exclusión y desarticulación social, los cuales obedecen a una conducta que va en contravía de los procesos de formación personal.

Durante la realización de algunas sesiones de práctica o desarrollo de la clase fue muy común escuchar en boca de los propios infantes frases como: “profesor yo no juego con Carlos, el es muy tonto y nos hace perder el partido”, “no profe pónganos a jugar un partido en cancha larga y apostamos algo con los de la otra cuadra… nosotros siempre les damos pata y ganamos”, “usted me vuelve a empujar y le doy una puñera”. Esta ultima expresión se dio durante el desarrollo de una clase, cuando en un forcejeó por el balón, el niño que es amenazado, empuja involuntariamente al otro.

Por lo anterior, se puede apreciar que el robustecimiento del deporte competitivo esta implícito y se acoge con bastante satisfacción en las prácticas deportivas, que desde el ambiente universitario denominamos como: comunitarias y escolares. Al respecto, Cagigal expresa que “la imagen del deporte, de lo que sea o debe ser, esta acaparado por el gran deporte competitivo, cuando se habla de deporte enseguida se piensa en campeones y récords. Esta imagen predominante, inculcada por los medios de difusión, se apodera del muchacho que simplemente hace deporte en su barrio o en la escuela, este deportista elemental se identifica, sin quererlo, con aquel deporte. Ya no solamente aspira a ganar un partido o una carrera espontánea. Sin querer actúa en él la imagen del campeón.[2] En este mismo orden, según Molnar (2005) “la situación se ve agravada, en parte, porque los profesionales del deporte (monitores, entrenadores, etc.), que también han irrumpido en la escuela, se han formado tradicionalmente en ausencia de toda preparación pedagógica y buscan sobre todo en el deporte escolar el rendimiento y la competición”.[3]

En consecuencia un espacio que ha sido planeado para desarrollar un trabajo de formación social, a través de las importantes posibilidades de interacción social que representa el deporte - donde debe prevalecer como aspectos básicos del desarrollo humano, el respeto, la equidad, solidaridad, el ambiente de camaradería e integración, el sano esparcimiento, lo lúdico – es entendido no solo por el niño, si no por el padre de familia, el amigo, el vecino, como una oportunidad de demostrar la supremacía que tienen los unos sobre los otros. Sin importar que se estén gestando ambientes de exclusión, intolerancia, irrespeto y se evite crear lazos fuertes de amistad con otros niños, el factor predominante allí es obtener un triunfo a cualquier precio.

Desde este punto de vista, es evidente que existe en el niño y jóvenes, a la hora de hacer deporte, un dogmatismo contagiado por un fenómeno social, que si bien es cierto representa en la sociedad un aspecto rimbombante, no constituye la mejor alternativa de vida para contribuir de manera decisiva en la construcción de ambientes sanos e integrales en nuestra comunidad. En consecuencia vale la pena preguntarnos ¿cuál es la diferencia entre deporte de competencia y escolar o comunitario? ¿Existe un enfoque o método que nos permita de manera general, difundir por un lado el deporte competitivo y por otro el deporte escolar y comunitario?


[1] DÍAZ SUÁREZ. Arturo y MARTÍNEZ MORENO. Alfonso. Deporte Escolar y Educativo. Revista digital http://www.efdeportes.com/. - Buenos Aires - Año 2006 - Nº 67
[2] CAGIGAL, José Maria. ¡oh deporte anatomía de un gigante ¡ Editorial Ginos.
[3] MOLNAR, Gabriel. El deporte en la escuela. . Revista digital www.chasque.net/ gamolnar/.com (2005)

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